¡Hola a todos! ¿Cómo va la semana? Como veis estoy cumpliendo con mi autopromesa de ponerme al día y recuperar los últimos meses en poco tiempo. Como las dos últimas entradas han sido galleteras, hoy tocan chuches. Hace un tiempo, Raquel me pidió una maceta de chuches para regalársela a un amigo. Tanto ella como su amigo son forofos del Córdoba C.F. así que el tema estaba claro, pero eso era lo único que estaba claro. Todo lo demás era cosa mía. Me suele pasar eso casi siempre, : ) Alguna indicación general y, el resto, "como yo quiera". Esta conversación es lo que pasa el 90% de las veces:
- Bueno, ¿y qué es lo que quieres? ¿En qué has pensado?
- Pues quiero una maceta de chuches
- Ah, genial. ¿Y cómo?
- Pues me da igual, como tú quieras.
- No, hombre... Yo lo hago como tú quieras, como tú me digas.
- No, no. Como tú quieras, yo me fío de ti.
- Ah, muchas gracias. Pero dime, ¿quieres algo en especial? ¿algún color? ¿algún estilo?
- No, no. Como tú quieras, de verdad. Yo me fío de tu gusto.
- Vale, pues pienso en algo y te comento, ¿te parece?
De verdad. Es tal que así casi siempre. Cambia "maceta de chuches" por "galletas", "cupcakes" o lo que quieras y así es como empiezo cada nuevo proyecto. Por un lado me encanta porque significa que la gente confía en mí y que les han gustado las cosas que he hecho lo suficiente como para ponerse en mis manos. Además, me da mucha libertad. Pero, por otro lado, siempre tengo una incertidumbre horrorosa sobre el resultado. "¿Le gustará? ¿Estaría pensando en algo así ¿Encajará con lo que tiene en mente?". Ainssss. Es una angustia. Hasta que no veo la cara de quién lo recibe, no me quedo conforme. Veo la cara de sorpresa, de emoción, la sonrisa... y ya me relajo.
Fue lo que me pasó con Raquel. Como me dio total libertad, opté por hacerle un centro de chuches, más que una maceta.
Usé sólo gominolas de color blanco, verde y amarillo, como el escudo del Córdoba. De hecho algunas de las que veis eran de otro color y están bañadas en chocolate de colores para que combinen con el resto.
Para hacerlo más futbolero aún le puse esa especie de césped verde, los escudos, los balones y la camiseta del equipo.
Las frases en el césped son versos del himno.
Esta vez fue para un adulto, pero creo que también es una idea estupenda para los pequeños futboleros de las casas, que sueñan con ser como sus ídolos. O incluso para lucirse con los amigos en esas quedadas para tomar una cerveza, picar algo y ver el partido. Tener un centro como este seguro que hace que el segundo tiempo tenga más encanto. Se puede hacer de cualquier equipo y en cualquier combinación de colores ¿Qué os parece?
Desde aquí le mando un beso a Raquel (¡enhorabuena por tu nuevo trabajo!) y le doy las gracias por confiar en mí. Espero que me des la oportunidad de hacer cosas nuevas pronto! Y a los demás, gracias por estar ahí leyéndome y, ya sabéis, os espero por aquí o en el mail es1detalle@gmail.com